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EL SANDINISMO MARCA SU HISTORIA



 Por Rafael Martínez


El Sandinismo es una constante en la historia nicaragüense, a partir del pasado siglo XX, y mantiene su presencia activa en el quehacer político de ese país.

Esa ideología está inspirada en la vida y el accionar del líder Augusto C. Sandino, en su resistencia a la intervención militar estadounidense hacia esa nación centroamericana, desde el 1927 al 1933, y contra los gobiernos dictatoriales de la familia Somoza.

Sandino nació en la localidad de Villa Victoria, hoy conocida como Niquinihomo, el 12 de Mayo de 1895. Fue hijo de Margarita Calderón, de oficio doméstica y de Gregario Sandino, acomodado agricultor, pero su infancia fue muy pobre y llena de privaciones.

Tenía Sandino 17 años cuando pudo ver que traían amarrado y arrastrado por caballos al héroe nacional Benjamín Zeledón, quien combatía a las tropas invasoras estadounidenses que habían intervenido Nicaragua a partir del año 1909. 
 Muy joven  se unió a quienes combatían con las armas a los ocupantes extranjeros en la costa atlántica y fue el único oficial que no se rindió ante el enemigo, ganando entonces la categoría de líder de los insurrectos con, apenas, 29 hombres a su mando, iniciando una guerra absolutamente desigual, el 12 de Mayo de 1927.

Fundó el Ejército Defensor de la Soberanía Nacional conformado por campesinos, mineros y colaboradores llegados de distintos puntos de Latinoamérica y combatió a los estadounidenses hasta el año 1933, cuando éstos se retiran del país, dejando en la Presidencia a uno de sus aliados, Juan Bautista Sacasa, quien invita a Sandino a iniciar conversaciones de paz en Managua.  A la salida del Palacio Presidencial es asesinado por los hombres de la Guardia Nacional dirigidos por Anastasio Somoza.
 El actual Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)  es fundado en 1961, tras el triunfo en una guerra de guerrillas contra la dictadura del último de los Somoza.

A partir de entonces, la presencia  del Frente - siempre bajo la mística del histórico sandinismo - ocupa un lugar trascendente en la política nacional, constituido, especialmente, por los sectores más pobres de la sociedad nicaragüense, mayoría de la población de ese país.

En 1979, inició su primer gobierno realizando una reforma agraria para repartir tierras a los campesinos y nacionalizando la banca, enfrentando, a partir de 1981, un bloqueo económico por parte de Estados Unidos que, al mismo tiempo, financiaba la formación de un ejército irregular contrarrevolucionario - que llegó a tener 10 mil integrantes armados - para derrocar a los sandinistas, actitud condenada por el Tribunal Internacional de La Haya.

La sangrienta guerra causó la muerte de más de 38 mil personas y enormes pérdidas económicas, a pesar de lo cual el FSLN y su candidato presidencial, Daniel Ortega Saavedra, vencieron en los comicios de 1984 con un 67 por ciento de los votos.

Se firman acuerdos de paz con los que combatían al sandinismo pero el costo de la guerra, la constante presión de Estados Unidos y diversos errores cometidos van debilitando la influencia del FSLN, que pierde los siguientes comicios de 1990 donde es elegida Violeta Chamorro como Presidente de la República.

A pesar de divisiones dentro del Frente, con la partida de algunos de sus dirigentes, que constituyeron otro Movimiento y ante el fracaso de los gobiernos liberales que ocuparon el poder durante 16 años, en el 2006 el Frente Sandinista vuelve al poder con la misma candidatura de Daniel Ortega, actual Presidente del país, bajo la bandera de la Reconciliación Nacional y de un gobierno de Unidad Nacional.

A cinco años de aquel hecho, Nicaragua se enfrenta ahora a un nuevo proceso electoral señalado para el seis de noviembre de este año.
El gobierno desempeñó un importante papel en la dirección de la economía bajo el régimen sandinista. Intentó crear un tipo de sistema que compaginara la iniciativa privada con las empresas públicas propias de una economía socialista. La mayor parte de las tierras y los negocios permanecieron en manos del sector privado, excepto los de la familia Somoza. Sin embargo, las medidas adoptadas por los sandinistas imponían restricciones sobre la utilización de los bienes, lo que provocó la oposición de muchos empresarios. El gobierno se hizo con el control de los bancos y del comercio exterior.
Los sandinistas iniciaron una reforma agraria global para redistribuir entre los pequeños granjeros y trabajadores del campo algunas grandes fincas y las tierras arrebatadas a los partidarios de Somoza. Este programa también incluía la creación de granjas estatales y cooperativas.
La mejora del sistema educativo y sanitario fue una de las prioridades del gobierno a principios de la década de 1980, especialmente en las zonas rurales y pobres que habían carecido de servicios mínimos durante el régimen de Somoza. Se lanzó una campaña de alfabetización nacional en 1980 y el analfabetismo se redujo desde el 50% —uno de los más altos índices de esta región— hasta aproximadamente el 13%, un logro que obtuvo el reconocimiento internacional. Se incrementó el presupuesto de educación y aumentó espectacularmente el número de escuelas, profesores y estudiantes. La asistencia sanitaria pública se extendió a todo el país; se levantaron hospitales y clínicas, y las campañas de vacunación contaban con la colaboración de brigadas de voluntarios. La tasa de mortalidad infantil y de enfermedades disminuyó significativamente.

Ahora una vez más, las continuas encuestas dan como ganador a Ortega con casi el 50 por ciento de los votos, frente a candidaturas del sector liberal que apenas superan el 25 por ciento.  Los disidentes del sandinismo no constituyen opción de triunfo pues no superan el uno por ciento de las posibilidades de sufragios.

Cualquiera que sea el resultado final de esos comicios, lo cierto es que la presencia de la ideología sandinista, ahora definida por sus dirigentes como cristiana, socialista y solidaria, permanece muy arraigada en la sociedad de esta nación centroamericana.




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